domingo, 26 de abril de 2015

RETRATOS HABLADOS


Arq. Vicente Vargas Ludeña   
                                                                      09/04/2015
El paisaje político ecuatoriano, aparentemente, es múltiple y polifacético  como su diversa geografía. Pero no es así. Es plano, opaco y despide un desagradable tufo rancio; languidece cada vez  por los atavismos genéticos de sus protagonistas que diariamente confrontan en el espectro político. Generacionalmente no son dispares, mayoritariamente son casi contemporáneos; la mayoría de patriarcas sanearon el ambiente y se fueron al hueco, los que sobreviven aún, son carcamales que se arrugan más cuando se mueven o hablan, también, pronto se irán. Aquí haremos un retrato hablado de algunos grupos que fungen de políticos, cuyos desvelos  y discursos por el bien común, son decididamente sospechosos y falsos.
Las burguesías que han gobernado el País impertérrita y sempiternamente gozan de una propiedad, que carecen las otras facciones: heredaron el poder económico que viene siempre  acompañado del poder político: no están obligados a entrar a la arena para alcanzarlo, les pertenece por derecho divino, la Iglesia lo sacramenta con su presencia y el evangelio. Pero la dialéctica de la historia altera la aparente lógica patrimonial. Los delfines o descendientes no pudieron conservar, peor reproducir los poderes de sus ancestros burgueses: se fumaron la riqueza y se birlaron el poder. Guayaquil es un paradigma trágico-cómico de este fenómeno. El último mohicano apoderado de la Alcaldía es la representación vivida de esa estirpe desmigajada de burguesitos políticos opacos, mediocres, impreparados, pero con un heredado prepotente don de mando: nacieron para mandar. Alrededor de este “Jefe” giran satélites de servidumbre, nada más. Es válido para hombres y mujeres que lo rodean. Por ejemplo, ese partido político, si así se puede llamar, tiene en sus cuadros una rubia muy sexi, que poca diferencia hace  por sus prácticas, con la  vulgar y ramplona euforia que una señora del mercado pelea por sus mercancías; parece que la han pasado a la reserva -por algún tiempo hace mutis por el foro-. En Machala este mismo grupo tienen un Alcalde maestro de escuela y de las otras artes en el arribismo y oportunismo; su sencilla profesión es un vaga neblina de recuerdo en su hoy deslumbrante status social. Esta estructura política socialcristiana sembró el litoral ecuatoriano de segundones mangantes  que asolaron las arcas fiscales  en los gobiernos locales.  A la muerte de su patriarca muchos emigraron a Alianza País; es una tarea moral  pendiente del Gobierno del Presidente Correa: fumigar las madrigueras de roedores. La calidad ética e intelectual de baja ralea los tiene atrapados en sus sueños pasados, sin encontrar el camino para enfrentar la nueva realidad política que vive la Nación. Están paralizados miran a su alrededor y solo encuentran soledad y abandono, aunque en la parroquia sean los priostes de la fiesta.
Guillermo Lasso fundamenta su afán presidencial en el “síndrome del  tipo listo”, similar a lo que le sucedió a Alvarito, cuando el destino y su fortuna lo llevó a la Junta Monetaria en el gobierno de Ali Baba y los cuarenta ladrones -como vengo sosteniendo hace tiempo-. Lasso por sus desempeños bancarios y en retribución a sus donaciones en las campañas electorales, recorrió los pasillos de Carondelet como alto funcionario en varios gobiernos decadentes y primordialmente corruptos; ahí fue testigo presencial del inclemente desfile de mediocres, arribistas y rufianes por los laberintos del poder. Se hizo la misma pregunta que Alvarito: ¿Si estos “muertos de hambre” que veo pasar  llegan hasta aquí, por qué no lo puedo hacer YO? Eh ahí, el karma que alienta al banquero en su torpe búsqueda del poder. Es ocioso descifrar o analizar el discurso político de este sujeto, sencillamente no existe. Carece de todo contenido por mucho que lo sometan a diseños minimalistas de marketing; cursos intensivos de dicción, oratoria, dialéctica. O, lo que está en vigencia en la posmodernidad: buscar asesores “monstruos del pensamiento tanque” en el exterior, como la rutilante estrella pop: J. M. Aznar de España; cuya sonrisa, con el perdón del asno, es muy parecida cuando éste rebuzna. Esta dicotomía es curiosa: Aznar-asno, hay cercanías lingüísticas incluida la sonrisa- y de las otras, sino, fijarse la birria de País que dejo su gobierno.
Los retratos hablados de una parte del espectro político, son los más importantes de la derecha. Los otros personajillos, son eso, diminutos peones de la gran oligarquía: Gutiérrez, Rodas un tal Carrasco y otros que van apareciendo con la esperanza que algo fatal suceda en el gobierno actual, para escalar los peldaños del oportunismo.
Es lamentable regresar a ver y hablar de la izquierda ecuatoriana. No es vergonzoso, es triste; no es un síntoma, es un cáncer; no es transitorio, es terminal; no son mayoría, son cuatro gatos de los tejados; no son intelectuales, tampoco académicos; no aprenden, pero son maestros; carecen de doctrina, les sobra activismos; no son revolucionarios, son reaccionarios; no lanzan ideas, tiran piedras; no pertenecen al establishment, son útiles al sistema; no son de izquierda, son ambidiestros comen con las dos; nada proponen, todo reniegan; nada producen, tienen sus panales; no avanzan, pero ponen palos a las ruedas;  gustan de la clandestinidad, pero pueden debatir sus estrategias en un centro comercial; el halo secreto que otorgan a su estructura le da carácter de “cosa nostra”; no son plurales, son sectarios; no luchan para gobernar, lo hacen para medrar; no aspiran a lograr mayoría, son felices con el 3%; prometen demoler el sistema, pero no se despegan del régimen. Es espectral el retrato de este grupo político, también de sus grises personajes encarnados en el remoquete del MPD.
De los indios es igualmente penoso retratar sus patéticos personajes y trayectorias, porque los dirigentes están contaminados del mestizaje corrupto, y son el dogal de su propia raza. Sus prácticas políticas ni siquiera se acercan a las acciones de las especies animales de enjambre, en las que, las feromonas que despiden cada miembro de la familia en caso de peligro, el resultado contingente de la colonia da un producto inteligente frente al enemigo.

La dialéctica histórica es compleja, porque en las entrañas de los procesos las contradicciones abortan fenómenos que producen miedo, pánico… vergüenza. No es extraño, la práctica política y la ética existen en los límites abismales de la moral. Todo acto político, lleva implícito un principio ético; si la política es el arte de lo posible en busca del bien común; ahí están los abismos para romper los principios  por la lucha sin límites y sin rubor por el poder. Esta disquisición permite adentrarnos en lo que está apareciendo con ciertos grupos lumpescos que la plutocracia los ha lanzado como peligrosos sabuesos  para que muerdan cualquier futuro de Patria, y con su baba contaminen y repugnen toda esperanza. La dimensión que adquieren estos “sujetos políticos” es sencillamente delincuencial. No son traidores a la Patria como algunos  los adjetivan; son sicarios de los más aviesos fines; trabajan para oscuros personajes de la oligarquía mediática, bancaria y grupos tradicionales ultra reaccionarios. La galería mas sombría de los últimos tiempos la adornan: un tal Villavicencio, Jiménez, Lara, Bucaram…; existen otros, no es necesario designarlos. La misión que la gran burguesía les han asignado es múltiple y son regularmente conocidas sus tareas; pero por contagio con la lumpen burguesía venezolana, han llegado a límites insospechados: buscar agentes en los Estados Unidos para que medien con el imperio y castigar ejemplarmente al Ecuador. Esta estrategia no existía en el pasado, la descomposición moral estaba confinada entre las fronteras; por supuesto que el veneno lo enviaban los Yankees. Las oligarquías se sometían y entregaban lo que EE. UU. exigía. Todo con absoluta discreción, nadie se enteraba. En lugar de sanciones recibían aplausos. En América Latina la soberanía que ejercen los gobiernos independientes del neo coloniaje, como antítesis han creado estos delincuentes políticos. Contra esta gavilla de truhanes debe caerles el  mazo de la ley y el desprecio de la mayoría buena.

LA BATALLA DE PANAMA

                                      

Arq. Vicente Vargas Ludeña                                                                                    20/04/2015
En el hemisferio occidental, desde Canadá hasta la Patagonia, todavía se perciben en la atmosfera geopolítica las partículas de “pólvora” que dejó la batalla política y doctrinaria más combativa que se ha realizado en estos quinquenios entre las fuerzas de la derecha contra las fuerzas de izquierda. Ninguna duda cabe que hubo una batalla incruenta, de las tantas que históricamente libra el Sur contra el Norte; como la actual, en el encuentro de la Vll Cumbre de Presidentes en Panamá.
Los encuentros de esta naturaleza realizados, hasta ahora, han sido útiles para el Imperio e intranscendentes para los demás Países. Siempre era la ocasión para reafirmar el carácter neocolonial de la región. Había una sola voz, un solo amo. Consecuentemente servían para: conocerse los Presidentes, posar para la foto familiar y agregar algún elemento rosa al encuentro. Nada más. Porque la agenda diseñada para estos eventos por el Departamento de Estado de EE. UU., traía el mismo discurso light: democracia, libertad de prensa y derechos humanos y algún otro considerando retórico. Todos los asistentes firmaban, luego aplaudían y se marchaban. Los gobiernos de aquellos tiempos estaban acotados al mismo entorno burgués y con funciónes de cipayos; además  recortados con el mismo estilete, reduciéndolos a la misma estatura: moral, ideológica y política. Los grandes medios, actores fundamentales también combatientes de estas batallas ideológicas, monopolizaban la información, y direccionaban los resultados. Ese maridaje prensa-política hegemónica, terminaba titulando “consenso unánime” en el encuentro.
Fue Hugo Chávez Frías que prendió la chispa que está incendiando la pradera. En Mar del Plata, Argentina, se dio la primera gran batalla: mandando “Al Carajo Al ALCA”; pócima letal para estos pueblos, diseñada en los laboratorios del Norte. Desde aquella victoria, nunca más serán las Cumbres las mismas.
La batalla de Panamá, sería la segunda que se da entre los mismos actores -diría los mismos enemigos: derechas contra izquierdas-. Retumbaron igual los tambores de guerra y el chasquido de espadas blandiendo aires soberanos contra el imperio; y una cofradía de Presidentes sumisos y oligarquías rabiosas.
La derecha continental llegó a la batalla de Panamá con todos sus arrestos, sus generales y remisos adiestrados para la lucha. El comandante supremo de campo seria el emperador Barak Obama; oficiales sin rango, fueron los tristemente celebres ex Presidentes de Latinoamérica que se atrincheraron en un lujoso hotel para presentar un documento de condena a Venezuela, sus parafernalias auguraban una atronadora victoria. Más, sus papeles fueron los de una pandilla conformada para extorsionar; en consecuencia los resultados se volvieron un desastre, una derrota; ningún mandatario en ejercicio, se prestó para llevar al seno de la Cumbre el mamotreto elaborado. La derecha fascista cada vez pierde batallas. Sencillo, el ejercito de Ex Presidentes era una constelación de malandros, mediocres y fracasados; la lista de estos esperpentos avergüenza a la región. Basta una mirada atrás y encontraremos corrupción, desolación, incapacidad y muerte. Solo a guisa de muestra menciono a Felipe Calderón, su gobierno sembró muerte y narcotráfico, transformándolo en un Estado Fallido a su País, México; Vicente Fox es impresentable, con toda propiedad, Chávez lo tildaba cachorro del imperio. Que se puede rescatar de sonrisa  de asno, J. M. Aznar -siempre con el perdón del jumento- y su asqueroso papel  de pajecillo, de Bush y Blair en la agresión a Irak; y su gobierno en España podrido hasta el tuétano. De los ecuatorianos Osvaldo Hurtado y Lucio Gutiérrez hay mucho que decir, pero a estos personajes, mejor se los desprecia ignorándolos; sin embargo propongamos algunas de sus cualidades innatas: Hurtado es repulsivo hasta en su propio espejo, predicador de catecismos metafísicos que jamás pudo aplicar, cuando por tragedias humanas, le correspondió asumir el Gobierno, nunca ha ganado unas elecciones; Gutiérrez es la encarnación de la felonía y el retardo mental. La escuela militar por donde pasó, modificó un humano en proceso, en un perfecto antropoide eficiente. Cada ex Presidente que firmó el documento de marras tiene un prontuario delictivo antológico. Las preguntas que racionalmente se haría cualquier persona saltan y se vuelven evidencias: ¿Qué autoridad ética, moral y política tienen este atado de mangantes para pedir condena y sanciones al Gobierno de Venezuela? ¿Quién los financia? ¿Hasta dónde son capaces de dar batalla para impedir la conquista de la independencia, soberanía y autodeterminación para los pueblos que ellos en maldita la hora gobernaron?
La tropa que la derecha llevó para el enfrentamiento, merece también su antología de rabiosa trayectoria: verdaderos terroristas, agentes de la CIA, gusanera miamera cubana, disidentes a sueldo y mercenarios. Las mismas estirpes peregrinaron desde Miami, Venezuela, Ecuador y otros Países,  con  los mismos propósitos: incendiar los foros alternativos, sabotear los debates y victimizarse de las “tiranías” que los persiguen, y que se están multiplicando en América Latina. La presencia de remisos y agentes en el campo de batalla –en la guerra todo está permitido- llegó a niveles de grosera insolencia global: exhibieron como ariete, amenaza y trofeo al agente de la CIA que ordenó en Bolivia el asesinato del guerrillero heroico “EL CHE GUEVARA”. También le pusieron rostro de mujer a la lucha: dos señoras venezolanas, bregaban por ser imagen en los medios, representaban a sus maridos encarcelados por “demócratas y luchadores de la libertad”, según sus palabras y gestos, porque en Venezuela están negadas por la “tiranía” de Maduro. Todos estos personajes salieron derrotados por las armas de destrucción masiva: la historia y la verdad.
Pero la derecha tenía su general de todas las estrellas del firmamento: al Presidente de los Estados Unidos. De él esperaban por su poder mundial del destino manifiesto, la sumisión y la venia de todos los Presidentes. Paro nada de eso sucedió. Su intervención, mando y sus lides fueron episodios pírricos. Terminó aceptando que la historia le apasiona, pero ese no era el lugar para esa materia; que la democracia, los derechos humanos, la libertad total, sin límites, universal en su País prevalecen, pero que, con frecuencia caen en profundos pozos oscuros. Con ese circunloquio sintético, ambiguo, de tono solo protocolar, debemos comprender las trapacías que su imperio provoca en el planeta. Igual que los otros ex Presidentes -autores del bodrio contra Venezuela- se enjuaga las manos y asume el papel de Júpiter tonante, juzgando y torciéndoles el brazo al que se aparta de los decálogos de los Dioses del capitalismo. Alguna vez escribí: Barak Obama nació negro y ejerce el poder del blanco, Michael Jackson nació negro y murió blanco. Matices del color.

Los gobiernos independientes y celosos de la soberanía de sus naciones, han dejado honda huella en la Batalla de Panamá por que han enfrentado al emperador en su propio lenguaje y lo han encarado en sus perpetuas hipocresías. Si en el pasado todo era uniforme y lineal con las Naciones del Sur. Ya no es así, hoy. Algunos Países han diseñado su propia geometría; ya no son parte del mismo círculo periférico con el imperio en el centro y satélites orbitando a Washington. Cada País desea y busca construir su propia estructura nacional, en mancomunidad, pero no en dependencia. Ese activo político y moral, los gobiernos que buscan la equidad lo defenderán en cualquier batalla. La izquierda del Sur cada vez evoluciona hacia el futuro  incorporando combatientes leales con una sola causa: cambiar la realidad social, política y económica de estos pueblos humillados y ofendidos.

viernes, 3 de abril de 2015

ESTADOS UNIDOS,  GUIÑAPO
Arq. Vicente Vargas Ludeña                                                                          Marzo, 30 de 2015
Las burguesías Latino Americanas han sobrevivido exitosamente desde la Colonia. En aquellos tiempos medraban riqueza y algún  poder que la aristocracia les otorgaba. La liberación e independencia de las Metrópolis consolidó sus ámbitos territoriales, políticos, sociales; y en maridaje con la Iglesia Católica, fue para siempre que gobernó estos pueblos. Casi ininterrumpidamente.
Las élites primigenias fueron terratenientes, principalmente;  de arraigada conciencia feudal, bajo nivel cultural, visión pastoril del mundo, intérpretes del pensamiento escolástico como referente único y más próximo que tenían: la Iglesia y los frailes. Los conceptos de República, Estado-nación, democracia, eran balbuceos de abecedario desconocido, o por lo menos mal aprendido. Las naciones Europeas y Estados Unidos construían un corpus de Estados Modernos que sirvió de modelo al resto de naciones. Poco ha variado en el tiempo los esquemas de dominación. Pero la posmodernidad anuncia nuevos órdenes políticos.
Por doble vía, Estados Unidos se convirtió para el sur del Rio Grande en: tutora política y patrulla militar, modelo de libertad, democracia; aunque de vez en cuando engendraba un sátrapa “hijo de puta” que sin escrúpulos  lo reconocía. Para las burguesías locales los decálogos a imitar y  obedecer era lo que la gran potencia del norte impartía, esto las ubicaba en la línea del poder que necesitaban para mantenerse en él. Los pobres emigraban y los ricos extendían sus patrimonios.
La decadencia de los imperios es análoga a la vejez humana, el deterioro es progresivo y múltiple, va arruinando sistemáticamente el esplendor vital, hasta terminar en escombros. El Imperio Romano resistió doscientos años hasta derrumbarse la última piedra. Claro, los bárbaros que acechaban al imperio, para acabar con los ejércitos enemigos debían acercarse a tiro de flecha hasta las murallas, lo cual tomaba mucho tiempo. Hoy la caída puede ser estrepitosa; las mismas armas creadas al amparo del ingenio pujante se pueden volver contra sus patrocinadores. La serie televisiva “House of cards” estampa fugazmente el juego político en el corazón de la capital norteamericana. Todos los poderes del Estado envilecidos por ambiciones y veleidades sin límites. La felonía, vicios, adicciones, hasta la eliminación física de los incómodos actores que obstruyen el libre camino al poder total, son cotidianidades en el ajedrez político.
Estas prácticas en la serie no son fantasía pura, son extraídas de la constante realidad que viven los protagonistas de esa nación. Además la posmodernidad ha diseñado otras relaciones de “poder en el poder”. El Presidente Barak Obama no gobierna, el poder le es mezquino. No lo tiene. Tampoco las otras Instituciones republicanas ejercen soberanía: los poderes fácticos controlan el verdadero reino: interno y externo. El “sistema” financiero, bancario, mediático, la industria militar, el corporativismo empresarial que deambula por el mundo sometiendo a débiles gobiernos junto a rapaces halcones, son los únicos mandatarios. El Negro Nobel no gobierna.
Dado el carácter de Estado canalla que ha adquirido  por sus permanentes agresiones militares alrededor de la esfera terrena y su política exterior injerencista, ha salido en busca de aliados por doquier, especialmente europeos y otros de poca monta, creando monstruos para la muerte: La OTAN y otras organizaciones con eufemísticos apelativos. Su futuro no está seguro en ninguna parte. En consecuencia el País va rumbo a una conflagración para reafirmar su hegemonía imperial, si antes, a lo mejor, en el camino no asoma un invierno nuclear y cambian para siempre las agujas del destino.
Las campañas políticas y las elecciones en Estados Unidos son cada vez copia burda del tercer mundo -algunos Países, como Venezuela ha dejado en la prehistoria a EE. UU.-. Su clase política parece salida de un País africano: simplistas, superficiales, mediocres, mixtura de santones y gánsteres. Existen varias explicaciones: el voto no es obligatorio lo que prostituye la legitimidad de sus representantes elegidos; unos pocos eligen los demás delegan su voto, y otros, por perjuicios satánicos lo niegan. La concentración de la riqueza crea una falsa conciencia en la población: la política es sucia, complicada, jamás la ha ejercido el individuo; en consecuencia solo la deben practicar los de siempre. Es decir las élites. Solo ellos entienden ese otro mundo. Esta es una clave para comprender la supina ignorancia de la política de la sociedad norteamericana. El 99% de las personas adultas saben y practican más la religión y la santería de sectas que la política. El manoseo religioso actual, es un recuerdo ominoso del pasado hispanoamericano en los procesos político-electorales; es otro indicador de la decadencia del sistema. Todos los poderes son el resultado de groseros asaltos a la razón, cuya deslegitimación es elocuente: Tribunal Supremo 23%, Presidencia 11%, Congreso 5%. No podía faltar  el espíritu violento y guerrerista que han creado, las Fuerzas Armadas tienen el 50% de aceptación.
Otra lacra vigente y es la única en el mundo: la ilimitada generosidad de los donantes de dinero para las campañas electorales es una deshonesta trampa constitucionalmente vigente. No averigua procedencia del dinero. No son limosnas: son mega-inversiones. En el ejercicio del poder se debe redituar los gastos a toda costa y con creces. Según reportes, en las últimas elecciones de medio tiempo se invirtieron 4 mil millones de dólares. Las elecciones de Eisenhower en 1956 el costo fue de 13 millones de dólares. Se estima que las elecciones de 2016 estarán por los 5 mil millones. Cada elección supera a la anterior.
Los panegiristas de la excelencia empresarial la volvieron doctrina filosófica global. El Estado en el neoliberalismo se volvió una entelequia -cosa irreal-, y un obstáculo para el gobierno ilimitado corporativo. EE. UU. después de su harakiri terrorista del 9-11, justificó todas las infamias que vendrán luego: privatización del Estado, políticas de Seguridad Nacional, guerras y agresiones sin par. La doctrina de la excelencia empresarial y la inutilidad del Estado en la creación de riqueza es un mito que nos han hecho tragar universalmente. No existe riqueza sin Estado. Hasta hoy la sociedad no ha inventado otra forma de organización jurídico-política. Recordar que cuando asoman las catástrofes económicas por efectos de la rapiña corporativa, es el Estado que sale a poner los reales quitándole a su población para el salvataje financiero.
El auge del Estado de Seguridad Nacional y su marco legal correspondiente es un síntoma de un poder que se escapa a sus propias madrigueras; con lo cual modifica la legitimidad y la legalidad de los poderes Republicanos. Surgió un cuarto poder de facto. El País debe militarizarse, condición sine qua non, para la vigilancia, control de su población y del planeta. Este tipo de cosas son habituales en una era en la que el Estado de Seguridad Nacional no ha hecho más que fortalecerse, elaborando, duplicando y solapando una y otra vez las distintas partes de su creciente estructura laberíntica. Bases militares esparcidas por el globo, 17 Agencias de inteligencia y organizaciones subsidiarias y un  presupuesto militar demencial, son los agregados, entre otros, con los que el “sistema” beberá su propia cicuta.  

La desmovilización del pueblo, la búsqueda de subsidiarios espirituales: la religión y el complejo sistema de sectas, la delirante cotidianidad consumista como refugio al vacío comunitario; diagnostican,  procesos de desmoralización de la sociedad;  alejamiento de lo vital en el devenir; la feroz represión ante las protestas y reclamos de derechos legítimos de la población: son también  claves de una sociedad alienada y cosificada. En el siglo pasado frente a los excesos de las élites, la gente salió a la calle ante la guerra de Vietnam. Hoy el movimiento ciudadano Occupy Wall Street, se plantó en las Plazas para demostrar que no son ajenos a la desigualdad  social y económica que ha surgido de la entrañas del infierno: el 1% contra el 99%; inmediatamente fue anulado por la maquinaria represora en el nuevo marco legal, amenazando al inconforme protestante de podrirse en algún calabozo privatizado.

jueves, 26 de marzo de 2015

MAFIAS GLOBALES    

Arq. Vicente Vargas Ludeña                                                            Marzo, 27 2015-03-23
Las características estructurales  de una sociedad determinada, lo definen sus aparatos jurídico, político y naturalmente su andamiaje económico. El nivel de desarrollo material promueve y condiciona  varios y diversos factores culturales, éticos, morales, el arte la ciencia  y la técnica adquieren dimensiones múltiples y vanguardistas. Al interior de estas tesis surgen así mismo los más altos valores civilizatorios  que promueve la sociedad en procura del bienestar material y espiritual de sus integrantes. Pero independiente de la voluntad colectiva surge en la margen opuesta de su universo la antítesis del bien de la existencia ontológica misma, también la de los fines: el mal;   organizando un sistema paralelo de vida y convivencia marcado por la violencia criminal y todas las formas más perversas y degradantes que conducen sin remedio a la muerte abyecta. De eso tratamos de reflexionar en esta nota: La mafia histórica y el “sistema mafioso financiero global”.
La condición humana es un enorme archivo de violencia y crimen. Siempre cumpliendo los instintos del lobo, tragándose al otro; los medios no cuentan, son infinitos; igualmente las causas,  inagotables; tampoco tienen límites de tiempo, será por los siglos de los siglos. La literatura, el cine, las tradiciones orales de los pueblos enriquecen, bañan de sangre y desencanto las páginas, las pantallas y las imaginaciones.
El delito común callejero del truhán en solitario o en pandilla es dañino y pernicioso, porque las víctimas son el escarnio de una sociedad, regularmente, relajada; las calles de las ciudades del mundo están plagadas de ese miedo victimario. Los habitantes de los sistemas carcelarios son malhechores y excrecencias del cuerpo social, independiente de sus orígenes y causalidades; algunas veces victimas de su propio núcleo social. Esto no es objeto de nuestro análisis. La vocería mediática son buitres que se alimentan de esa carroña; a veces fijan en el inconsciente colectivo y crean un  imaginario violador, asesino, prostituta, ratero, drogadicto y toda la fauna de ese submundo.
Para llevar a cabo grandes proyectos criminales se requiere otras instancias y estructuras orgánicas: la participación de la ley y el funcionario corrupto; una cuasi jerarquía y disciplina militar prusiana, es indispensable; La adaptación de los valores  a sus propósitos y al supramundo espiritual que la mafia crea con carácter inmutable, y que debe ser respetada y acatada: el amor filial, la lealtad, la fidelidad, el valor de lo material,  lo social, religioso; el dinero se convierte en el fin y propósito de sus vidas. Con esa parafernalia constituida, sus planes y proyectos echan para adelante con el respectivo deprecio a la sociedad y a la vida. Las relaciones de poder cuentan: la hegemonía territorial, económica, financiera, comercial y la más variopinta de las actividades que puedan y deban redituar riqueza a cualquier precio desde la felonía, la extorsión, el chantaje, la mentira etc.
La mafia es una organización criminal histórica que ha dado muchos frutos desde los albores que apareció el dinero en cualquier lugar de la tierra ¿Por qué el dinero? Sencillo, porque se lo puede almacenar en pequeños espacios; y claro, con él se puede adquirir todo lo material y celestial que se desee, y también el poder. La mafia actúa con todo  desenfado en sus prácticas criminales, a pesar que, a veces guarda cierta compostura frente a la sociedad  hasta exigen estimación y estatus a las élites, a las que también comprometen e involucran en su afán de poder. Los capos regularmente no constan en la listas de huéspedes en las cárceles; si no son inmunes, tampoco son ingenuos, conocen todas las rendijas de la ley. El derrumbe de la mafia regularmente es endógena: las contradicciones y tensiones internas en las jerarquías;  la debilidad de algún miembro felón también es causa erosiva que debilita o implosiona la organización. Otra razón que pueda hacer crujir su estructura, es la presencia de alguna autoridad incorruptible con escudo antibalas  y que haya podido sobrevivir a la arremetida de los gatilleros mafiosos. El cine y la literatura han ilustrado y deleitado por décadas la vida de los gánsteres mafiosos; la obra cumbre de la mafia histórica fue la película de la novela El Padrino de Mario Puzo; como el Quijote de Cervantes la novela de caballería cumbre, con ella agotaba con deleite lo que consumía la sociedad de esos tiempos,  porque nada ni nadie podrían superar la imaginación del Manco de Lepanto; algo similar sucedió con los Corleones en el cine y la literatura gansteril. Sin embargo la industria millonaria del entretenimiento de Hollywood continúa subyugando  con vidas mafiosas a millones de espectadores. La serie televisiva “Los Soprano” es un alarde  inagotable de lo que el crimen cautiva. El hilo conductor es el mismo: dinero fácil, chantaje, asesinatos, rivalidades territoriales y familiares, narcotráfico, prostitución, juegos de azar, sexo, justicia y funcionarios complacientes y todas las concupiscencias del placer.  Los medios son pilares que ayudan a sostener y multiplicar el morbo que llevamos dentro; por supuesto, rellenan también sus talegas de dinero, cuando no, a lo mejor, son también aliados de los mafiosos.
No puedo terminar de dibujar este  sketch sobre la mafia sin mencionar una obra y un personaje insignia de esta literatura: Roberto Saviano y su obra maldita “GOMORRA”. Esta creatura de Saviano resultó ser su calvario desde la publicación, hasta hoy,  jamás puede vivir sin protección en ningún lugar de la tierra, porque los personajes de su obra son vivos “vivientes” lo sentenciaron a muerte según sus propias leyes y  no le perdonan que sus repulsivas prácticas criminales hayan salido a luz a través de este libro, incluso llevado al cine. Gomorra es un libro testimonial, no es ficción.
En el azar del enriquecimiento el individuo, la sociedad, las naciones no contemplan sino al único Dios: el dinero. El desarrollo de las fuerzas productivas en la posmodernidad han trastocado el destino de lo humano: la eterna búsqueda del bien y bienestar. En la rotación de la tierra los engendros que la habitan giran más rápido que las revoluciones del planeta, porque la dialéctica teleológica cambió para mal: se requiere engendros  sólo para el consumo. La cultura del consumo ha depredado y convertido al ser en un despreciable gusano consumista. Esta es la razón del comienzo del fin y delirio por el dinero a cualquier costo; construyendo sistemas mafiosos financieros a nivel planetario con sede en pocos centros de poder metropolitanos: Wall Street, La City de Londres, Hong Kong o Frankfurt; y desde  la arquitectura del esplendor en las inmensas Salas para decidir el futuro del mundo con mesas descomunales al borde de los abismos acristalados en los rascacielos bancarios.
El tinglado teatral del dinero que transfigura todo lo que toca y parece salido de las entrañas de la tierra, ha cambiado el paisaje global. Cuando en algún lugar el magma derretido asoma y fluye desde las profundidades sobre la superficie, en el imaginario, son los sudores que chorrean y que del infierno salen, es la misma imagen de los flujos de dinero que asoman por doquier, derritiendo vidas que no alcanzan a comprender el principio y fin de sus existencias. El averno financiero  plaga al mundo desde algunas décadas atrás y sin saber cuando llegue a su meta; es la expresión más alta, refinada, académica y científica de la mafia global, del crimen organizado constitucionalmente, desde que las sociedades crearon los Estado-nación. El ratero acecha en la oscuridad de la esquina, y da el golpe; la mafia histórica crea un mundo paralelo del negocio sucio en los subterráneos y sobre la calle con una buena dosis de sangre; el “sistema financiero” se vuelve genocida, mata con plomo y de hambre a pueblos enteros desde la Casa Blanca en Washington, de 10 Dowing Street en Londres, desde La Bolsa de Hong Kong o de Frankfurt.
Otra característica del “sistema” es su intangibilidad; su lenguaje casi misterioso  creado  para ser interpretado solo por sacerdotes sectarios; la multiplicación de sus formas y presentaciones del dinero sigue siendo paralelo a las mil y una forma que adquiere la ostia y el vino en el ritual de la misa -una masa de harina sosa se vuelve cuerpo de Jesucristo y el jugo de la uva se trastoca en sangre, según los dogmas católicos-; las velocidades astrales con la que el dinero y sus formas derivadas viajan por el espacio sideral. Lo fundamental de todo el “sistema” es ¿Quiénes y de dónde salen los dueños y sus gurús? Porque los gánsteres protagonistas no son juzgados por los crímenes y atracos que ellos realizan a la velocidad de un “clic” en ninguna parte. En Ecuador existe una cofradía de banqueros ladrones y mafiosos que pasean su impudicia para escarnio de sus víctimas -sin contar con los que en este instante deben estar en plena faena depredadora-.  Preguntas sobran, respuestas no hay.
A continuación reproduzco un texto a fin de que nos ayude a comprender el misterioso infierno del “SISTEMA FINANCIERO”.

Wall Street y los monos 

Una vez llegó al pueblo un señor, bien vestido, se instaló en el único hotel que había, y puso un aviso en la única página del periódico local, estaba dispuesto a comprar cada mono que le traigan por $10. 


Los campesinos, que sabían que el bosque estaba lleno de monos, salieron corriendo a cazar monos. 

El hombre compró, como había prometido en el aviso, los cientos de monos que le trajeron a $10 cada uno sin chistar. 

Pero, como ya quedaban muy pocos monos en el bosque, y era difícil cazarlos, los campesinos perdieron interés, entonces el hombre ofreció $20 por cada mono, y los campesinos corrieron otra vez al bosque. 

Nuevamente, fueron mermando los monos, y el hombre elevó la oferta a $25, y los campesinos volvieron al bosque, cazando los pocos monos que quedaban, hasta que ya era casi imposible encontrar uno. 

Llegado a este punto, el hombre ofreció $50 por cada mono, pero, como tenia negocios que atender en la ciudad, dejaría a cargo de su ayudante el negocio de la compra de monos.. 

Una vez que viajó el hombre a la ciudad, su ayudante se dirigió a los campesinos diciéndoles: 
- Fíjense en esta jaula llena de miles de monos que mi jefe compró para su colección, ni recuerda que los tiene. Yo les ofrezco venderles a ustedes los monos por $35 y cuando mi jefe regrese de la ciudad, se los venden por $50 cada uno. 

Los campesinos juntaron todos sus ahorros y compraron los miles de monos que había en la gran jaula, y esperaron el regreso del 'jefe'... 

Desde ese día, no volvieron a ver ni al ayudante ni al jefe. Lo único que vieron fue la jaula llena de monos que compraron con sus ahorros de toda la vida. 


Ahora tienen ustedes una noción bien clara de: 

Cómo funciona el Mercado de Valores, la Bolsa y Wall Street

viernes, 6 de febrero de 2015

SÍNDROME DEL DINERO

Arq. Vicente Vargas Ludeña                                                                         04/02/15
Barak Obama, Presidente de los Estados Unidos, expone que los recursos que la Nación posee y sobre los que su economía se sustenta, entre ellos, está el entretenimiento como filón inextinguible de su superestructura. Efectivamente, la cultura es el esqueleto al que se lo debe recubrir con diversas pieles hasta que adquiere forma de sistema; con ella la sociedad se caracteriza, se identifica y adquiere el sello de pertenencia en la cotidianeidad de los sujetos. Sirve para consumo interno y luego se exporta conjuntamente con los marines en plan de conquista por el mundo; y sistemáticamente va adquiriendo la forma de ideología del: American way of life, el Cow boy, la Big McDonald y más.
De los medios de masas más eficaces, es hasta ahora: la televisión. No tiene límites de penetración y su poder de ubicuidad en la vida del individuo se convierte en parte de su conciencia. El cine a pesar que tiene los mismos instrumentos técnicos, puede ser evadido por la gente, por su temporalidad y su especificidad espacial. La televisión tiene poderes que pueden hilvanar normas y formas de conducta secuencialmente en  la memoria de las personas, dada la intermitencia con la que se puede frecuentar. Es ahí, donde los gurús del entretenimiento construyen un corpus inapelable al relato que desean transmitir o divulgar, casi siempre en el marco de la violencia, sexo o juegos de poder.
La industria del entretenimiento como la llaman, para mí de dudosa acepción, porque no transforma en objeto ninguna materia prima instrumentalmente; claro que, desde la economía de escala es un producto de grandes proporciones corporativas y empresariales. Una de las características de la sociedad de consumo es el enaltecimiento de la novedad y la degradación de la rutina; los programas de televisión triviales con moldes efímeros ya explotados, no son apetecidos por el consumidor que exige cada vez más. Para saciar esa hambre cosificante del individuo, de comprender el sistema en que vive,  matar su tiempo, embeberse de superficialidades,  huir de su magra rutina; los señores  de la pantalla con  cualquier ingrediente los valores éticos y morales, son manoseados  con refinado gusto estético y técnico. De aquí nacen las SERIES con diferentes temáticas que entretienen, nada cuestionan, simplemente la exponen con la crudeza pertinente del crimen a mansalva. La reflexión que a continuación hago sobre la serie Breaking Bad, no es, ni remotamente una queja moral; es simplemente, una interpretación de la compleja magnitud del sistema en la sociedad norteamericana.
Breaking Bad (volviéndose malo o corrompiéndose), según sus panegiristas y  divulgadores, es la serie de televisión jamás vista en Estados Unidos; ha disparado todos los de indicadores de sintonía, recaudación, reconocimientos y premiaciones; ha dejado latentes efectos morales en alguna parte de la sociedad y en los analistas. Sin pujos de crítico, la considero una obra de alta factura técnica y estética: Precisa, colorida, polisémica, cuyo relato explota con destreza el mundo del narcotráfico y sus víctimas, la laxitud de la ley  y la ruptura de todo horizonte moral.
Son el arquetipo de dos familias norteamericanas, relacionadas por lazos de consanguineidad. Dos hermanas casadas: la una, Slyler esposa de Walter White, versado profesor de química de enseñanza media; la otra Marie, unida con un agente de alto rango de la DEA, Hank Schrader. Las razones de White para involucrarse en el delito de la droga es su peligrosa enfermedad cancerígena y el incierto futuro económico de su familia: esposa, hijo e hija; y por supuesto sus altos conocimientos técnico-científicos en el manejo de formulas anfetamínicas. Hank concuñado de Walter, es un aburrido agente antinarcóticos tal como lo demuestra su propia Organización, que sin evidentes actos de corrupción, tampoco responde a las exigencias de la sociedad. Entonces White, se inicia en la producción del narcótico, involucrando a Jesse Pinkman ex alumno suyo, ya  sin esperanza, y atrapado en el trasiego y consumo de drogas en la calle. Se inicia en un improvisado laboratorio, un rústico furgón  para “cocinar” la anfetamina. La calidad del cristal que cocina es del 97% de pureza, lo que lo convierte en néctar de alta demanda en el mercado callejero, produciendo enorme rentabilidad económica.
El éxito del producto, la existencia de un mercado cautivo de drogas en la sociedad, capos dispuestos a involucrarse en el rentable negocio, Walter White y todos los que lo rodean quedan atrapados para siempre en ese vórtice que cada vez adquiere más dimensión y velocidad hasta terminar tragados en sus oscuras profundidades. La producción de la droga adquiere proporciones alucinantes, se industrializa, se vuelve una mercancía de exportación; y el manejo lo realizan imperios económicos y criminales. No podía faltar el intermediario entre el delincuente y la ley: el Abogado Saul Goodman -de descollante actuación- su soltura, sus argumentos, el domino de la ley y sus grietas, el conocimiento detallado de las debilidades de los agentes, los meandros que debe recorrer el dinero para su licitud, la experiencia de las conductas y sicologías humanas; lo hace artífice de que todo se puede en la vida de la calle y también debajo; además, anticipándose siempre  a posible desastres ante contingentes acciones de sus impredecibles clientes. Su eslogan es: “Mejor Llame a Saul”.
La vorágine que provoca el intermitente y caudaloso ingreso de dinero a la talega de Walter, todo lo que toca y ama va contagiado de miedo, sospecha y desprecio a sí mismo. White ha demolido su conciencia, no tiene quien le reproche, desterró los escrúpulos, no hay cercos morales ya en su vida. Los otros, siguen la misma estela de desastres y lúgubres vidas. Son vidas que se enfrentan a la hipocresía del sistema, además lo desafían.
No cabe duda, es un excelente guión y  una maestra obra para la pantalla  del hogar. La división empresarial encargada del marketing de la serie, crearon un resquicio moral para justificar el apabullante éxito y el impacto que pudo haber provocado en la sociedad. Lo llamaron: Síndrome de Breaking Bad. “Realizar crímenes motivados por el deseo de hacer el bien”; los actos de violencia que comete el ser humano son fruto del deseo de hacer el bien. “Violencia Virtuosa” la llamaron los “especialistas”. Es fácil deducir el carácter ideológico  de tamaño aserto.  Primero le atribuyen categorías existenciales y teleológicas; luego lo inscriben en el marco de la genética y la psiquiatría. En consecuencia, el carácter cientificista que le atribuyen a esa teoría, justifica toda laya de crímenes que cometen los Poderes de cualquier ralea; especialmente los genocidios religiosos y políticos realizados  a través de la historia humana. Los unos en nombre de un ser Supremo, los segundos en nombre de la Ley, el orden o el bien común; aparentemente no existen mejores y altruistas propósitos que esos fines. En el tema que nos preocupa, la serie de TV, ninguno de los actores de esa tragedia humana expresan responsabilidad moral, incluidos los representantes de la ley rielan en la ambigüedad del bien y del mal. Además se los aísla del conjunto social,  no aparecen como ciudadanos inmersos en otras prácticas sociales: religiosas -es lo que abruma en ese País-, deportivas,  políticas o ideológicas Etc. El Leitmotiv puro y duro, el alfa y omega de ese desquiciado mundo del narcotráfico dibujado en Breaking Bad, es exclusivamente: EL SINDROME DEL DINERO.
El mundo de Breaking Bad es un problema moral y por lo tanto enfrentado a la ley.  Sin embargo el delito del narcotráfico es un burdo invento sin imaginación del sistema capitalista transfigurado en el dinero principalmente, manejado por la banca corporativa, la política y los otros poderes que subyacen  en pos de una práctica económica satanizada con formas de control y dominio político a nivel global.
 El dinero es el Sistema. Eh ahí, el teorema. La estructura del sistema capitalista, y el modo de vida del norteamericano se fundamenta en la cosificación del sujeto volviéndolo objeto. Los daños colaterales del consumismo son los que nos muestra la pantalla del espectáculo que no son asumidos por el relato sino por el sistema. No está en duda el poder del dinero en el reino del capitalismo, sirve para denotarse socialmente, para “asegurar un futuro económico” como aspiraba White, para manejar el destino de los demás; y es el medio de cambio en la economía de consumo irracional y demencial que ha creado el sistema. El consumo es un rasgo del ser humano, las necesidades vitales se satisfacen consumiendo: alimentos, vestido y demás. Pero el capitalismo depredador va mas allá, ha construido una superestructura del consumismo, en la que, los miembros de la sociedad deben ocupar una escala jerárquica; además esta alentada por teóricos que sostienen que se debe alimentar el consumo para desarrollar las economías. He ahí; también el “Santa Sanctorum”. Para pertenecer a ella, se debe aprehender y educar en la cultura del consumo; tener alto dominio de las categorías del producto, del fetiche de la mercancía, y poseer franquicias identificadoras de consumidor,  los instrumentos de cambio: tarjetas, créditos, solvencias, Etc.; el consumo es un acto de soledad aunque se realice en compañía, es también una demanda impostergable. El estatus esta dado por la frecuencia y calidad de los productos que se consume, perder esas cualidades provoca un miedo aterrador en los individuos que viven en la sociedad de consumo. Ese era el pánico de Walter y su esposa, no era la cárcel, a ella se la puede evadir con dinero; pero las pesadillas, son volverse un “Consumidor Fallido” y lamerse en soledad las heridas; lo que es lo mismo: parias, con todas las secuelas de marginación social que condena el sistema.


miércoles, 28 de enero de 2015

ESTADOS  CRIMINALES

Arq. Vicente Vargas Ludeña                                                                 27-01-2015

En el momento actual resulta complejo diferenciar la lucha política del crimen corporativo y sus actores. Cada evento sociológico, económico político jamás se parece al pasado, tampoco tienen uno y mismo origen, así como múltiples formas de expresión en el mundo real. Casi adquieren formas fractales, como una gota de tinta que cae en un vaso de agua termina diluyéndose en una sola mancha de color.
Las hegemonías imperiales -EE. UU. como guía-, se han refugiado en el crimen corporativo. Todas las relaciones de poder nacen y se desarrollan aquí. Noam Chomsky tiene una acertada clasificación de los Estados criminales: Canallas, Forajidos, Fallidos, Peligrosos y Mercenarios. Al contrario del crimen callejero que nace en las promiscuidades de la miseria y la pobreza, el crimen corporativo es una superación académica, técnica y de muy sofisticados procedimientos; incluso,  de las tradicionales y poderosas “mafias” italianas, ahora globalizadas en el reluciente negocio de armas y narcotráfico. Las grandes corporaciones financieras, petroleras –Chevron por ejemplo- mercantiles, políticas, religiosas se esconden tras fachadas de refinada tecnología, de ensordecedoras estructuras mediáticas y de enorme poder de fuego militar o paramilitar. Los atracos financieros globales, llamadas crisis económicas, son actos criminales porque frustran el bienestar y condenan a  muerte a la población desvalida; muchos eligen el suicidio como escape al infierno de sus vidas.
El imperio encabezado por el gendarme mayor, EE. UU. después de la caída de la URSS, ha demostrado con fehaciente eficiencia su rol en el Nuevo Orden Mundial. Las fechorías criminales a nivel planetario son de  refinado genocidio hitleriano. El destino manifiesto esgrimido para justificar su tarea asesina, combina el bien con el mal; el miedo y el valor; la riqueza y la miseria y la manoseada consigna de libertad y democracia.
El análisis detallado de los Estados dado por Chomsky, aquí resultaría largo y tedioso. Pero, si imaginamos una pirámide de los Estados criminales y genocidas; la cúspide de ese triángulo la ocupa sin parangón, Estados Unidos; el segmento alto y medio le corresponde a los súbditos de la OTAN. En los planos inferiores y en la base están los fallidos, los mercenarios y los forajidos. Estados del hemisferio occidental como Colombia y México, cuyos portafolios aparecen en las revistas del dinero en señal de sus cercanías al primer mundo, nadie duda de sus éxitos narcos con todos sus efectos colaterales criminales. Tampoco  su ubicación en la pirámide está en duda.
El imperio ha creado sus propios injertos sacados de su misma piel en los Países y regiones débiles política, económica y militarmente. Estos han mutado a engendros que devoran cuanto a su paso se encuentre, incluida a su propia matriz de donde provienen: Gobiernos, Instituciones, Patrimonios, Culturas etc. Apelando a la hermenéutica para diferenciar entre revolucionario, patriota, combatiente por la independencia, libertad, igualdad, democracia verdadera; y grupo criminal que nace al amparo de los valores antes mencionados, se han erguido como portaestandartes del consumo y la riqueza.
 Los Think Tank del Nuevo Orden Mundial crearon el miedo de proporciones apocalípticas. El 9/11 del Wlord Trade Center es una cualificada y exitosa explosión de pánico global auto infringido. Se debe recurrir a la semiótica de la palabra para que se codifique en la conciencia colectiva, y se llamará de aquí en adelante: Terrorismo, y a sus actores terroristas sin más distinción contra quien combatan o a quien defiendan. Aquí cabe otra categoría: grupos mercenarios a órdenes de potencias extranjeras; Colombia, El Salvador y otros Países de Centro América son buenos proveedores de estos servicios. Entonces, el Plan está diseñado: existen los recursos, las armas, los Países, y las victimas ahí están. Adelante con él.
Las prácticas de terror en la lucha por  la independencia, la libertad y la autodeterminación de una Nación de las férulas imperialistas, de Estados  depredadores, hegemónicos o potencia extranjera son perfectamente legítimas. El Estado de Israel tiene sus fundamentos de lucha, en la mitad del siglo pasado, en el terrorismo sionista; su figura rutilante del terrorismo independentista fue el precursor del actual Estado: Ben-Gurion. Hoy, es una grosera paradoja: Israel portaviones del Imperio, es un baluarte “antiterrorista” en casa,  pero tutor en otros territorios. Utilizar el terrorismo como argumento para justificar las políticas expansionistas, dominantes y depredadoras, es sencillamente un crimen universal.
 Los Estados canallas, criminales no pueden aportar más que dolor y muerte. Estados Unidos ha enarbolado la bandera de crímenes y genocidios, destrucción, desánimo, anulando cualquier esperanza en los pueblos, en nombre de prostituidas monsergas: libertad y democracia. Afganistán, Irak, Libia, Siria; de África entran y salen cometiendo crímenes abyectos; estas  son vividas realidades contemporáneas. Entonces, desear, emprender en la lucha por la destrucción de ese monstruo es más que legítimo. Es necesariamente urgente.
Los “combatientes” islamistas, yihadistas, daesh, Estado Islámico etc., se han multiplicado por el mundo,  cual enjambre; la coyuntura de poder en Medio Oriente, en manadas o en solitario, ha permitido a estos grupos una oportunidad inigualable para sus propósitos: enriquecerse y desbordar sus reprimidos instintos vesánicos.   Ya dijimos antes, estos grupos son salidos de la misma piel del Imperio; y desde ese momento se vuelven despreciables, son simples mercenarios: son grupos criminales al servicio de intereses geopolíticos. Son una composición heterogénea de nacionalidades, concepciones particulares de su fe religiosa, visiones distorsionadas de la realidad posmoderna, falta de una estructura de Estado-nación, delirantes de una geopolítica  trasnochada -Sueños del Gran Califato-; visión pastoril del mundo y aberraciones infamantes de la sociedad. No puede encontrarse una selección humana tan versátil para los propósitos del Imperio: jóvenes, fanáticos, diestros en manejo de armas, dispuestos a morir por lo que jamás comprenderán, faltos de educación, salidos de los callejones de la pobreza, adocenados por una fe irracional por esencia y una doctrina cosificante como es el Corán igual principio puede decirse de ese mamotreto llamado Biblia para los cristianos. Este testimonio de un reportero que le tocó presenciar en el frente de guerra en Siria es alucinante: los cadáveres resultados de los combates, cuando los soldados del ejército sirio los revisaban encontraban que la ropa interior de estos fanáticos era lencería europea -bragas y brasiers (calzones y sostenes)-. La explicación y justificación que daban los expertos era que más allá de su muerte, el paraíso los espera, en consecuencia ahí estarán las doncellas, las ninfas y una corte celestial de vírgenes para el eterno placer.

Independiente de su mundo libidinoso y angelical, son grupos criminales porque carecen de objetivos políticos inmediatos, no existe la noción de Estado, viven en la etapa tribal, no conocen la utilidad ni funciones de las Instituciones modernas. En Libia fueron excelentes peones del Imperio en la destrucción del País y muerte de Kadafi. Después de cumplida la misión criminal, abandonaron ese lugar para instalarse en Siria. Resultado: Libia sigue sangrando sobre sus ruinas. Luego se desplazarán dejando sus restos donde los requieran los amos del mundo.

sábado, 17 de enero de 2015

                MIEDO

Arq. Vicente Vargas Ludeña                                                                         15-01-2015
La arquitectura de las emociones en la conducta humana es milenariamente rica y múltiple, desde la caverna, pasando por todas las formas que la civilización ha construido, hasta la modernidad liquida que nos habla Z. Bauman, y en la cual estamos zambullidos. Son estadios que objetivamente se expresan entre la naturaleza  y el artificio que las crea.
¿Cuáles son las emociones que carcomen y edifican al ser humano? ¿De qué sustancia están constituidas? Son varias las emociones que diariamente taladran la conciencia del individuo: miedo, ira, tristeza, repugnancia, alegría, satisfacción, entre las principales matrices que a su vez tejen variados y diferentes sentimientos. Sin embargo el miedo es el más atronador, cunde en todas las especies animales, y hasta se diría en el reino vegetal. Claro, la emoción es una reacción consciente del sujeto. Todas destruyen, pero también construyen porque llevan implícito su contrario; al miedo se opone el valor.
El miedo pertenece al sistema defensivo de la naturaleza, protege del peligro; el temor es subsidiario del miedo, azuza la huída, también limita, paraliza. La lucha por la vida organiza una amplia panoplia de instrumentos y procedimientos de protección. El repertorio defensivo de un  animal constituye un sistema tan necesario para su supervivencia como pueda serlo el sistema cardiovascular; porque incluye componentes sensoriales que detectan el peligro, componentes motores para la lucha o fuga; respuestas celulares, hormonales, secreciones miméticas, características estructurales como armaduras, caparazones, espinas etc. El miedo es una constante debilidad de la esperanza de una vida pletórica que amenaza naufragar en cualquier ruta hacia metas y logros. El miedo a la muerte es el tormento eterno desde que le encontramos sentido a la vida.
El miedo cuando se vuelve pesadilla construye su propia madriguera, ahí se refugia, crece, desarrolla y se convierte en angustia. La angustia se vuelve energía del absurdo existencial y esencia del ser humano; en ella caben todos los miedos, temores, terrores, pavores, aversiones, vergüenzas ansiedades, pánicos, perturbaciones. También languidecen la medrosa esperanza, la sombría melancolía, “el lobo estepario”; nuestros sórdidos miedos en el brumoso inframundo. Es prodigiosa para el deleite la literatura, y añadiría la filosofía existencial, desde Dostoievski, Kafka, Hesse, Camus, Sartre hasta Kierkergaard.
Entonces, razones sobradas existen para salir al encuentro del miedo, no para enfrentarlo, si, para conocerlo, para navegar por sus meandros, descubrir sus arsenales de destrucción masiva; y que sea esto, también, debo admitirlo, un ejercicio de exorcismo de mis propios infiernos.
El miedo es un sentimiento corruptor, el canalla conoce la debilidad de su víctima por eso la humilla, ofende, la somete; canjea el miedo por sus objetivos, el afectado se vuelve cómplice para evitar el suplicio; de ahí nace el síndrome de Estocolmo. El miedo es un sentimiento con causa conocida; la angustia es un sentimiento sin causa conocida. En el mundo del miedo la esperanza es una alegría inconstante surgida de una cosa pretérita cuya realización dudamos pero nos aferramos. También juega con la tristeza, la melancolía; construyendo sentimientos  inconstantes de angustiosas eternidades: la espera secular del amor perdido, o la infame fatalidad de los apóstoles predestinadores  del devenir apocalíptico.
Las religiones son la industria del miedo. Sus dioses son verdugos a tiempo completo, esperan que sus feligreses se revuelquen en sus debilidades y pesares para blandir la flamígera espada del infierno maldito. La biblia dice: “Dios es la salvación” ¿De qué promete salvarnos? J. A. Marina sostiene: “Para ligar al hombre a los dioses, nada mejor que el miedo”. El siguiente párrafo podría ser un manifiesto musulmán de los momentos actuales, y, por qué no, también de la Casa Blanca en Washington; pero lo es de 1513 en la cristiana Florencia del Renacimiento:”Habrá sangre en las calles, sangre en el rio, las gentes navegarán sobre lagos de sangre, sobre ríos de sangre. En el cielo han sido dejados en libertad dos millones de demonios, porque se han cometido mas maldades en el curso de estos últimos dieciocho años que en el curso de cinco mil precedentes”. Para diseñar la doctrina de la fe y darle un halo filosófico, los doctos del cristianismo se fundamentaron  en el pensamiento griego: crearon un hombre ideal, divino; lo llamaron Jesucristo enviado de Dios, sin embargo el miedo era una constante en su devenir; lo mismo podría decirse de la Biblia, es un extenso y verdadero tratado del miedo. El parangón que construyeron con la vida y muerte de Sócrates-Cristo es opuesta radicalmente. Sócrates murió serenamente -pudiendo haberse salvado- para acatar las leyes de la ciudad, fue durante siglos ejemplo de integridad y valor; Cristo en el Gólgota suda sangre fría y pide al “Padre” piedad. La conducta de los islamistas contemporáneos la constatamos diariamente, aun, es más aberrante.  Su yo, no existe, está plagado de angustia y de miedo, su inmolación es una colectiva catarsis eterna. La falta de argumentos políticos, no divinos,  su pobreza instrumental para la lucha y la vida lo lleva a estallar su cuerpo contra el enemigo, el miedo lo convierte en terror y este en un infernal terrorista.
N. Maquiavelo sostiene, “que el príncipe debe ser temido y amado, pero si tiene que elegir, es mejor que sea temido”. Continua: “El Amor emana de una obligación que queda rota ante cualquier motivo; mientras que el temor emana del miedo al castigo, el cual jamás te abandona”. Añade: “Hacerse amar es difícil e incierto. En cambio, hacerse temer es muy fácil”. T. Hobbes  también completa el concepto de Estado y el poder en la urdimbre del miedo: “Los pactos que no descansan en la espada no son más que palabras, sin fuerza para proteger al hombre, en modo alguno”. El hombre como el lobo, tiene garras y dientes. “En todos los lugares en que los hombres han vivido en pequeñas familias, robarse y expoliarse unos a otros ha sido un comercio, y lejos de ser reputado contra la ley de naturaleza, cuanto mayor era el botín obtenido, tanto mayor era el honor”. Para Hobbes  la multitud unida en una persona es el Estado: El Leviatán, monstruo apocalíptico capaz de someter la fiereza y anarquía de los individuos. Ese Leviatán es el poder, el soberano político. Sin embargo el fin del Estado no es dominar, per se,  a los hombres ni obligarlos mediante el temor a someterse al derecho ajeno, sino, al contrario, liberar a cada uno del temor a fin de que pueda vivir en plenitud. Napoleón defendía: “Cubre tu mano de acero con un guante de terciopelo”.
El poder es, en esencia amoral. La práctica y su ejercicio es un permanente aprendizaje de las circunstancias que rodean los hechos independientes del bien y del mal, como en el juego, no se juzga a los contrincantes por sus intenciones sino por el efecto de sus acciones. El tablero de ajedrez es un campo donde cada pieza se mueve por la acción de la pieza enemiga, independiente de su magnitud. Pero el poder no surge de infusiones divinas, ni de ángeles o arcángeles portadores del cetro; nace en la eterna lucha entre los individuos. En esa lucha, triunfa la élite que acumuló bienes materiales, armas, astucia mágica o religiosa, y fundamentalmente domina el miedo como instrumento de sometimiento. Esto no es de ayer, es hoy y será siempre. En consecuencia la clase social que ejerce poder conoce el sistema nervioso del miedo. La aristocracia presumía de excelsas cualidades de valentía, los caballeros medievales despreciaban a los siervos de la gleba por carecer de valor y ser posesos del miedo. En esas condiciones estaba garantizado el triunfo del ganador en el juego del poder.
Pocas veces en la historia humana, ese miedo ha cambiado de cancha y de bando. La modernidad creó nuevas formas de poder político, pero el Leviatán sigue siendo el mismo. Rebeliones,  revoluciones y otras formas convulsas de pugna han sometido a prueba esa  dialéctica de la sociedad y la historia.
En la modernidad liquida –según Bauman- donde todo está disuelto por la incertidumbre del miedo al miedo, los procesos políticos adquieren propiedades informes, nada es estable ni duradero; los modelos socio-económicos y políticos del pasado no se repetirán; lo único, que sin tener forma estable es la globalización financiera depredadora que azolará pueblos el primer mundo hasta los Iglús del Polo Norte. Nadie escapa al poder militar y del dinero.
Sin embargo, en las entrañas de las relaciones de poder las contradicciones se vuelven antagónicas y el miedo se asusta de sus propias sombras históricas y emigra lentamente de campo y de bando. La consigna del EZLN en 1994 de México:”Nos hemos despojado del miedo, ahora es la gran burguesía que se apodera del miedo”. Es el anuncio de lo que está sucediendo en gran parte de América Latina, en España con PODEMOS, Grecia con SIRYZA y otros pueblos con sus todas sus potencialidades.