domingo, 26 de abril de 2015

RETRATOS HABLADOS


Arq. Vicente Vargas Ludeña   
                                                                      09/04/2015
El paisaje político ecuatoriano, aparentemente, es múltiple y polifacético  como su diversa geografía. Pero no es así. Es plano, opaco y despide un desagradable tufo rancio; languidece cada vez  por los atavismos genéticos de sus protagonistas que diariamente confrontan en el espectro político. Generacionalmente no son dispares, mayoritariamente son casi contemporáneos; la mayoría de patriarcas sanearon el ambiente y se fueron al hueco, los que sobreviven aún, son carcamales que se arrugan más cuando se mueven o hablan, también, pronto se irán. Aquí haremos un retrato hablado de algunos grupos que fungen de políticos, cuyos desvelos  y discursos por el bien común, son decididamente sospechosos y falsos.
Las burguesías que han gobernado el País impertérrita y sempiternamente gozan de una propiedad, que carecen las otras facciones: heredaron el poder económico que viene siempre  acompañado del poder político: no están obligados a entrar a la arena para alcanzarlo, les pertenece por derecho divino, la Iglesia lo sacramenta con su presencia y el evangelio. Pero la dialéctica de la historia altera la aparente lógica patrimonial. Los delfines o descendientes no pudieron conservar, peor reproducir los poderes de sus ancestros burgueses: se fumaron la riqueza y se birlaron el poder. Guayaquil es un paradigma trágico-cómico de este fenómeno. El último mohicano apoderado de la Alcaldía es la representación vivida de esa estirpe desmigajada de burguesitos políticos opacos, mediocres, impreparados, pero con un heredado prepotente don de mando: nacieron para mandar. Alrededor de este “Jefe” giran satélites de servidumbre, nada más. Es válido para hombres y mujeres que lo rodean. Por ejemplo, ese partido político, si así se puede llamar, tiene en sus cuadros una rubia muy sexi, que poca diferencia hace  por sus prácticas, con la  vulgar y ramplona euforia que una señora del mercado pelea por sus mercancías; parece que la han pasado a la reserva -por algún tiempo hace mutis por el foro-. En Machala este mismo grupo tienen un Alcalde maestro de escuela y de las otras artes en el arribismo y oportunismo; su sencilla profesión es un vaga neblina de recuerdo en su hoy deslumbrante status social. Esta estructura política socialcristiana sembró el litoral ecuatoriano de segundones mangantes  que asolaron las arcas fiscales  en los gobiernos locales.  A la muerte de su patriarca muchos emigraron a Alianza País; es una tarea moral  pendiente del Gobierno del Presidente Correa: fumigar las madrigueras de roedores. La calidad ética e intelectual de baja ralea los tiene atrapados en sus sueños pasados, sin encontrar el camino para enfrentar la nueva realidad política que vive la Nación. Están paralizados miran a su alrededor y solo encuentran soledad y abandono, aunque en la parroquia sean los priostes de la fiesta.
Guillermo Lasso fundamenta su afán presidencial en el “síndrome del  tipo listo”, similar a lo que le sucedió a Alvarito, cuando el destino y su fortuna lo llevó a la Junta Monetaria en el gobierno de Ali Baba y los cuarenta ladrones -como vengo sosteniendo hace tiempo-. Lasso por sus desempeños bancarios y en retribución a sus donaciones en las campañas electorales, recorrió los pasillos de Carondelet como alto funcionario en varios gobiernos decadentes y primordialmente corruptos; ahí fue testigo presencial del inclemente desfile de mediocres, arribistas y rufianes por los laberintos del poder. Se hizo la misma pregunta que Alvarito: ¿Si estos “muertos de hambre” que veo pasar  llegan hasta aquí, por qué no lo puedo hacer YO? Eh ahí, el karma que alienta al banquero en su torpe búsqueda del poder. Es ocioso descifrar o analizar el discurso político de este sujeto, sencillamente no existe. Carece de todo contenido por mucho que lo sometan a diseños minimalistas de marketing; cursos intensivos de dicción, oratoria, dialéctica. O, lo que está en vigencia en la posmodernidad: buscar asesores “monstruos del pensamiento tanque” en el exterior, como la rutilante estrella pop: J. M. Aznar de España; cuya sonrisa, con el perdón del asno, es muy parecida cuando éste rebuzna. Esta dicotomía es curiosa: Aznar-asno, hay cercanías lingüísticas incluida la sonrisa- y de las otras, sino, fijarse la birria de País que dejo su gobierno.
Los retratos hablados de una parte del espectro político, son los más importantes de la derecha. Los otros personajillos, son eso, diminutos peones de la gran oligarquía: Gutiérrez, Rodas un tal Carrasco y otros que van apareciendo con la esperanza que algo fatal suceda en el gobierno actual, para escalar los peldaños del oportunismo.
Es lamentable regresar a ver y hablar de la izquierda ecuatoriana. No es vergonzoso, es triste; no es un síntoma, es un cáncer; no es transitorio, es terminal; no son mayoría, son cuatro gatos de los tejados; no son intelectuales, tampoco académicos; no aprenden, pero son maestros; carecen de doctrina, les sobra activismos; no son revolucionarios, son reaccionarios; no lanzan ideas, tiran piedras; no pertenecen al establishment, son útiles al sistema; no son de izquierda, son ambidiestros comen con las dos; nada proponen, todo reniegan; nada producen, tienen sus panales; no avanzan, pero ponen palos a las ruedas;  gustan de la clandestinidad, pero pueden debatir sus estrategias en un centro comercial; el halo secreto que otorgan a su estructura le da carácter de “cosa nostra”; no son plurales, son sectarios; no luchan para gobernar, lo hacen para medrar; no aspiran a lograr mayoría, son felices con el 3%; prometen demoler el sistema, pero no se despegan del régimen. Es espectral el retrato de este grupo político, también de sus grises personajes encarnados en el remoquete del MPD.
De los indios es igualmente penoso retratar sus patéticos personajes y trayectorias, porque los dirigentes están contaminados del mestizaje corrupto, y son el dogal de su propia raza. Sus prácticas políticas ni siquiera se acercan a las acciones de las especies animales de enjambre, en las que, las feromonas que despiden cada miembro de la familia en caso de peligro, el resultado contingente de la colonia da un producto inteligente frente al enemigo.

La dialéctica histórica es compleja, porque en las entrañas de los procesos las contradicciones abortan fenómenos que producen miedo, pánico… vergüenza. No es extraño, la práctica política y la ética existen en los límites abismales de la moral. Todo acto político, lleva implícito un principio ético; si la política es el arte de lo posible en busca del bien común; ahí están los abismos para romper los principios  por la lucha sin límites y sin rubor por el poder. Esta disquisición permite adentrarnos en lo que está apareciendo con ciertos grupos lumpescos que la plutocracia los ha lanzado como peligrosos sabuesos  para que muerdan cualquier futuro de Patria, y con su baba contaminen y repugnen toda esperanza. La dimensión que adquieren estos “sujetos políticos” es sencillamente delincuencial. No son traidores a la Patria como algunos  los adjetivan; son sicarios de los más aviesos fines; trabajan para oscuros personajes de la oligarquía mediática, bancaria y grupos tradicionales ultra reaccionarios. La galería mas sombría de los últimos tiempos la adornan: un tal Villavicencio, Jiménez, Lara, Bucaram…; existen otros, no es necesario designarlos. La misión que la gran burguesía les han asignado es múltiple y son regularmente conocidas sus tareas; pero por contagio con la lumpen burguesía venezolana, han llegado a límites insospechados: buscar agentes en los Estados Unidos para que medien con el imperio y castigar ejemplarmente al Ecuador. Esta estrategia no existía en el pasado, la descomposición moral estaba confinada entre las fronteras; por supuesto que el veneno lo enviaban los Yankees. Las oligarquías se sometían y entregaban lo que EE. UU. exigía. Todo con absoluta discreción, nadie se enteraba. En lugar de sanciones recibían aplausos. En América Latina la soberanía que ejercen los gobiernos independientes del neo coloniaje, como antítesis han creado estos delincuentes políticos. Contra esta gavilla de truhanes debe caerles el  mazo de la ley y el desprecio de la mayoría buena.

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