Arq.
Vicente Vargas
11- 2014
En el
presente siglo algo se alteró en el cotidiano y rutinario devenir de los
pueblos en América Latina. El guinguiringongo de liberales y conservadores,
unos fieles asistentes dominicales a misa, los otros hipócritas y
anticlericales lo hacían solo en protocolarias Misas de Te Deum; era su única
diferencia entre los que se sucedían en el poder. Pero su origen y destino era
el mismo: burguesía terrateniente o mercantil, que, por y para ellos gobernaban
intermitentemente. Salvo algunas interrupciones militares, educados y
adocenados en la matriz del poder neocolonial, cuya misión era la misma: ser
intermediarios de la riqueza y la dominación extranjera Por eso, cuando
el militar Hugo Chávez Frías sale ungido mandatario de Venezuela, rica Nación
en recursos naturales, las élites de ese País disfrutaban de un eterno
carnaval tropical, la presencia de Chávez los pilló en su permanente resaca;
cuando se agotó el néctar de sus placeres despertaron sin el poder. La
capacidad de tener, gozar, ordenar y dominar, si lo perdieron era preciso
recuperarlo; para ello era necesario poner al fuego toda la parafernalia
conocida en los manuales del Imperio para derretir lo que se avecinaba: los
actores salieron de sus clubes, sus episcopados, de las Cámaras,
los bancos, los cuarteles y de las embajadas: La Tropa estaba lista para
“El Golpe”. Fracasaron, pero desde entonces no han cesado en el intento,
eligiendo cualquier camino fascista que provoque el fin deseado: la
desestabilización, la violencia, la ruina económica y el asesinato.
Bolivia
y Ecuador no han escapado a esas alternativas de las burguesías: militares y
embajadas, traidores y peones siempre habrán. Cuando “El Golpe” fracasa,
siempre existen caminos socorridos para exhibir públicamente el espíritu
democrático: las elecciones; incluso sirven para demandar ayudas en Organismos
y Naciones extranjeras tutoras.
El
proceso electoral está lleno de vericuetos y zancadillas; si al Presidente que
se trata suceder es un don nadie y un fracasado, cualquier aventurero y
oportunista está apto para la contienda; al fin, las élites siempre han sabido
cómo salir avante en esos menesteres de gobernar a su manera. Pero si el
mandatario tiene un proyecto político alternativo: modernizador, socialmente
comprometido, regulador y transformador; y su aceptación rebasa toda
expectativa electoral, surge la “necesidad y urgencia democrática” de la
alternabilidad, porque resulta imposible ganarle las elecciones. Esa
variable la esgrimen como fundamento de su imagen-objetivo de democracia. El
remplazo del Burro (demócrata) por el Elefante (republicano) en EE. UU.; puede
ser dos veces el Burro una el Elefante alternadamente hasta el fin de los
tiempos. Tampoco existen diferencias de objetivos en el gobierno entre estos
dos cuadrúpedos, porque el camino es el mismo, las corporaciones que están detrás
de cada uno son las mismas, el dinero para las campañas tienen el mismo origen,
los intereses que defienden iguales; el Burro y el Elefante llegan al gobierno
pero no al poder. Hoy un Burro pardo (demócrata) ocupa la Casa Blanca, pero no
ocupa el poder. Es reveladora la serie de televisión estadounidense “House of
cards” –al margen una pequeña digresión, es técnicamente de excelente calidad
cinematográfica y guión de obra literaria-, ahí se retrata sin pudor el juego
político ruin y mafioso en la lucha por el poder, de la sucesión,
alternabilidad…como deseen llamar. Ese sistema hace aguas por doquier; pero,
para las oligarquías nacionales es la escuela que enseña y el modelo de
democracia a seguir.
En el
presente siglo las contradicciones del capitalismo han recrudecido las
desviaciones de la gobernabilidad, favoreciendo los monopolios, la
concentración de la riqueza, las privatizaciones y agudizando la injusticia
social. En América Latina después de experimentar con una serie de farsantes y
traidores –En Ecuador Bucaram, Gutiérrez…larga lista-, y una lucha cruenta se
les pateó el trasero y una consigna: “QUE SE VAYAN TODOS”. Los pueblos pusieron
en orden sus aspiraciones y diseñaron una agenda: despreciar la totémica figura
del político plagado de vicios, corrupción, sirviente de las oligarquías y
sumiso al imperio, con esquemas caducos que no caben en la posmodernidad. A
cambio exige juventud, inteligencia, academia o un comprobado pasado de lucha y
sobre todo ética; adecuada interpretación de un nuevo marco teórico del Estado
y la sociedad. Esta sanitaria medida es una vacuna para evitar su propia
extinción. Correa en Ecuador, Evo y Álvaro Linera en Bolivia, Pepe guerrillero
en Uruguay En Brasil Dilma; por contagio se inició un proceso para derribar el oprobio
y el Estado feudal en España con PODEMOS y una pléyade de brillantes académicos
jóvenes, Pablo Iglesias como líder; Grecia sigue la huella del honor y la
dignidad con SYRIZA
La
región sigue reciclando carcamales y recetarios neoliberales, sus futuros son
de diagnóstico reservado: En América Central Guatemala, Panamá y Honduras son
de miedo y sin esperanza; de México no caben las interpretaciones sociológicas
ni políticas, se convirtió, después de Colombia, en un narco-Estado, en ese
mundo el problema se resuelve con plomo; en Sud América Perú, Colombia este
último País vive su propio viacrucis, generado por el bipartidismo, y una
recalcitrante oligarquía mafiosa con Álvaro Uribe encumbrado a capo de tutti
capi; aunque los medios titulan a esos Países del primer mundo.
La
congregación de la derecha en Ecuador, es eso, un grupo de individuos que
tienen un credo, unos hábitos y origen común, tienen los mismos fundadores:
patricios y nobles; también alternan con otras formas plebeyas de organización:
cárteles y mafias; sus fines son los mismos: defender el poder y servirse de
él. Jamás, han sido o son partidos políticos con estructuras ideológicas
solidas y coherentes. Solo para ejemplificar veamos los retratos de las señeras
figuras de la derecha ecuatoriana.
Jaime
Nebot, figura rezagada del totemismo político, que antes mencioné, se quedó en
el siglo pasado con las enseñanzas de su mentor. El Presidente Correa le
reconoce inteligencia; Yo encuentro solo coherencia en sus argucias, y amplia
experiencia en la política marrullera –la política sin ética es politiquería,
dice un pensador-; dentro de ella cabe todo, hasta su despótica presencia y
falsa sonrisa. Heredero de un patriarca en eterna descomposición -“Los déspotas
viven mucho, pero algún día se mueren”, decía Mario Benedetti-, sin referentes
en el presente es una alma en pena en pleno desierto. No ha podido salir de los
linderos de la parroquia, su pequeña parcela la convirtió en feudo; sin embargo
ahí se amuralló y desde las torres imparte sus designios que sus vasallos y
peones los cumplen. ¿Dónde está la Ciudad de Guayaquil pujante, moderna en
veinte años de dominio Social Cristiano? (Leer un texto del Autor “Guayaquil,
Paisaje y Paradoja”). Electoralmente fuera de Guayaquil no representa nada; lo
toleran como vocero de la plutocracia a falta del patriarca ya ido. Nebot no ha
escrito una cuartilla de lo cree y pregona; su escuela denuesta contra la
cultura, la inteligencia y todo lo que se le parezca, la teoría es para los
vagos, sostienen; su karma mercantil prevalece. No es un tertuliano que
conceptualiza o argumenta – es un gritón-, pero es un alfil peligroso en un
“Golpe”.
Guillermo
Lasso lleva su procesión por dentro, y cuando la exhibe con su feligresía, es
igual a un grupo de desangeladas Hijas de María en la Procesión del Rosario de
la aurora en las frías madrugadas de un pueblo brumoso. No son nada, ni a nadie
representan. Su condición de banquero lo estigmatiza; lo han engañado sus
corifeos del exterior y segundones locales; es limitado hasta la estulticia; el
diseño minimalista que le asignaron los think tank, es eso: mínimo, miniatura
política. Pero igual que Nebot, puede ser torre en el tablero ajedrezado del
“Golpe” por su capacidad bancaria.
Mauricio
Rodas se encontró la alcaldía de Quito, alguien la abandonó. Este personaje
salido de las revistas del corazón, es un emulo del ahora, ya, fracasado
Enrique Peña Nieto presidente de México, joven, engominado, más dandi que
líder político; y como su modelo, también, salpicado de barro narco. Estos
figurines salidos de los laboratorios de los pensadores tanque, no asistieron a
las clases del supramundo de las finanzas globales que es donde tienen éxito
los monstruos del neoliberalismo, especialmente europeo. Pero, en un instante
se convirtió en ficha importante para futuras conspiraciones.
Terminemos
este tour político con la “peonada” que sirve y es muy útil para aviesos
propósitos conspirativos de la derecha: los indígenas y la izquierda ignara.
Los actuales dirigentes que fungen de indígenas, en tiempo de la Colonia podían
haber sido mestizos; y como tales fueron ayer, hoy también, el dogal y
verdugos de su propia raza. Como clama Juan Atampam, en “Boletín y elegía de
las mitas” de César Dávila Andrade…”Y vino el mestizo Juan Ruiz, de tanto odio
para nosotros / por retorcido de sangre. / A la cocina llevole pateándole
nalgas, y ella, sin llorar, / ni una lagrima. Pero dijo una palabra suya y
nuestra:/ Caraju. / Y el, muy cobarde, puso en fogón una cascara de huevo/ que
casi se hace brasa blanca y que apretó contra los labios”.
De la
transida izquierda enana, ya poco queda por decir, porque sobran dedos para
contarlos. Su eslogan sempiterno es la lucha contra el sistema. Pero el sistema
se convierte, por las leyes de la dialéctica en “régimen”; y esa izquierda
infantil ha sido históricamente apéndice de todo “régimen” que nos ha
gobernado; ese objetivo siempre los ha llenado de felicidad ¿Entonces contra
que fantasma han combatido? Una cuerda al unirse por los extremos redondeándola
forma el círculo perverso de la derecha y la izquierda coincidiendo en sus
intereses: el problema es el tamaño de esos intereses.
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