martes, 18 de noviembre de 2014

jueves, 6 de noviembre de 2014
HUMANISMO O FASCISMO

Arq. Vicente Vargas                                                                                                   04-11-2014

La grotesca postura de Estados Unidos y sus satélites imperiales –Europa abanderando- en su  frenética y dislocada  carrera para detener su derrumbe, nos enseña muchas lecciones que desde lo general-global hasta lo particular-local, permite explicar fenómenos políticos casa adentro. Pero es necesario, aquí, un brochazo del panorama mundial. G. Lukács sostenía que el pueblo más ignorante, en política, manipulable, indiferente y supremacista: era el alemán. Conocemos demasiado, donde y como terminó después de la Segunda Guerra Mundial. Hoy, sin hurgar demasiado, este perfil lo encontramos en la sociedad estadounidense con todo su esplendor. El modelo democrático tan aplaudido desde A. de Tocqueville hasta algunas décadas atrás, se desquicia como ruinoso edificio por fallas en sus cimientos, ya se ven ciudades ayer esplendidas, hoy en fuga. El modelo nos demuestra que el Estado-nación  creado por sus patricios, ahora, se aleja más del espíritu del hombre. El Estado y el individuo son dos entidades distintas e incompatibles. El concepto contemporáneo de Estado que el Imperio se empeña en refundir y su nueva estructura ha trastocado el espíritu de Rousseau, y al más ilustrado politólogo lo deja sin argumentos; la construcción del Nuevo Orden Mundial que las élites se han propuesto construir no requiere del ciudadano, le bastan las megas corporaciones para montar una nueva estructura social, económica y política. Esas élites están compuestas por el enorme poder militar, financiero, think tank, sin faltar el supra mundo religioso y cualquier otra superchería. El Nuevo Orden está signado por el carácter fascista que necesariamente debe  adoptar el sistema para agredir, conquistar, masacrar y practicar todos los “cidios” destructivos de lo humano.
La historia no borra el pasado, al contrario lo refresca cuando asoman parangones de holocaustos que poderes apocalípticos diezman a la humanidad; en la Segunda Guerra Mundial importantes sectores económicos e industriales de Estados Unidos apuntalaron sin reproche ni escrúpulo alguno el aparato de guerra de Adolf Hitler. Hoy engendran, financian, arman a  supuestos enemigos fundamentalistas islámicos para justificar la agresión planetaria, en plena ejecución. En Ucrania reverdecen los nazi-fascistas aupados por el Imperio para que abran una cabeza de playa en prontas guerras contra Rusia.
Esta sinopsis de incertidumbre, de miedo pasado, presente y por venir debe ubicarnos geográficamente, y el papel que nos asigna el Nuevo Orden. El dilema que algunos analistas simplistas hablan de derechas e izquierdas en el momento actual es irrelevante. Los tiros no van por ahí, el retumbante cañón es: HUMANISMO O FASCISMO. Cruel dicotomía ya vivida en el siglo pasado, y replicada en el presente, sin diagnóstico definitivo por no poder prever la magnitud de la hecatombe;  EE. UU. hizo probar al mundo su feroz fascismo nuclear en Hiroshima y Nagasaki. Es decir: VIDA O MUERTE; ahora lo testimonian Libia, Irak, Siria, Ucrania… etc. Entonces ¿Cuánto, una región o un pequeño País puede sopesar en ese “Juego de Tronos” de los Imperios? Mucho, si sus líderes y la sociedad eligen: la soberanía, la independencia, la verdadera democracia y la libertad, con todo su relativismo; y nada, o más bien destrucción y miseria si se vuelven útiles y serviciales a los centros de poder mundial como lo han hecho históricamente las burguesías locales.

Varios Países de la Región bregan con severas dificultades y amenazas por la construcción de  Patrias libres de toda forma de colonialismo y dependencia: Ecuador, Bolivia, Venezuela entre otros han iniciado la marcha hacia la definitiva y segunda independencia. Sin embargo, la carta de navegación se bifurca, con rutas inciertas, borrascosos océanos, como desconocidos puertos de llegada. Al fin, el cuerpo social, político y económico no está saneado; muchos tripulantes son náufragos y vienen del cascaron de la vieja y corrupta nave que sucumbió hace pocos años. Todo esto constituye un pesado lastre y una venenosa ponzoña en la vida de las naciones libertarias. Es obligatorio agregar: las amenazas permanentes del águila imperial de someter a las naciones y hegemonizar con todas sus garras, cada vez, más radicalmente fascistas; aunque un Negro Nobel o un Blanco Evangélico, también  de mierda, habite la Casa Blanca.


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